Para la mayoría de nosotros, enero puede ser un mes poco amable. Volvemos a la rutina tras las celebraciones navideñas; pronto nuestros propósitos de año nuevo suelen disolverse en el ir y venir de los días y nuestras finanzas suelen resentirse de los gastos de diciembre. A ese retorno a la realidad que nos resulta complicado y que se nos hace cuesta arriba le llamamos, precisamente, cuesta de enero.
A nivel financiero, la cuesta de enero puede resultar especialmente dura. No solo eso, sino que empezar el año con problemas financieros puede generar una espiral de dificultades que arrastremos durante todo el año que acabamos de comenzar. Vamos a ver algunos de los errores más típicos y las mejores soluciones para evitarlos o solucionarlos.
Errores cuando afrontamos la cuesta de enero
1. No tomarse en serio la cuesta de enero.
Sí, sabemos que regresar a la realidad tras las fiestas navideñas no es plato de buen gusto. Pero negar las dificultades no ayuda a solucionarlas, sino al revés: las refuerza. Mucha gente prefiere dejarse llevar por la dinámica navideña y no acomoda sus gastos tras el paso de las fiestas. De este modo, el agujero que hacen en sus finanzas es más grande y será más difícil de arreglar cuando finalmente quieran hacerlo.
2. Aplazar la llegada de la austeridad.
Este segundo error está muy relacionado con el primero. Mucha gente considera que el año es largo y que ya habrá tiempo para “apretarse el cinturón”, pero, aunque tengan eso en mente, sienten que necesitan unas semanas de relax antes de afrontar los problemas. Al final, el final de mes llega pronto y el año ya ha empezado y parece que nuestras finanzas se tiñen de rojo de cara a todo el año. Siempre es un error dejar el problema crecer en vez de afrontarlo.
Por esa tendencia a no afrontar los gastos hasta que los vemos, por ejemplo, en la liquidación de nuestra tarjeta de crédito, es por lo que el Blue Monday, considerado el día más triste del año, está tan relacionado con la cuesta de enero y sus consecuencias financieras.
3. Pedir un préstamo para cancelar otro.
Estas operaciones de refinanciación deben realizarse de una manera muy cuidadosa. Pueden ser positivas si están bien planeadas, pero también pueden resultar como una bola de nieve que va creciendo y que se hace cada vez más difícil de manejar. Por ello, si hemos llegado a esa situación en la que la única manera de afrontar el préstamo anterior es ir solicitando sucesivos préstamos, sin duda eso es señal de que no estamos manejando nuestras finanzas de la manera idónea.
Como vemos, los errores más típicos tienen sobre todo una base psicológica. Somos perezosos y nos cuesta confrontar situaciones que no nos agradan. Solemos preferir ignorarlas hasta que ya no podemos seguir haciéndolo porque se han vuelto demasiado graves. Es, por tanto, una cuestión de autodisciplina.
El ejemplo sería el de la persona que está descuidando su cuerpo y su dieta. Sabe que tiene que cuidarse y hacer ejercicio y comer mejor, pero le aburre esforzarse y cocinar sano; prefiere comer ultraprocesados y disfrutar del sofá y la televisión, aún sabiendo que eso es malo si se convierte en rutina. Hasta que su cuerpo no le dé un susto, ya sea porque estéticamente se ve desmejorado, o, peor aún, porque un problema de salud le sobreviene, no, afronta la realidad. Ha preferido su falso bienestar momentáneo en vez de su verdadero bienestar futuro. Con la acumulación de deuda pasa lo mismo.
Veamos algunas de las maneras sencillas e inteligentes para hacer de la cuesta de enero unas semanas más llevaderas:
4. Reaprovecha lo que puedas de las navidades.
Seamos sinceros: en navidades comemos mucho más de lo que necesitamos, pero ¡cocinamos aún más de lo que comemos! No pasa nada si parte de toda esa comida es reaprovechada en la medida de lo posible. Seguramente seguirá siendo deliciosa y ayudará a que los primeros días ahorremos un poco en el supermercado. Quizá no marque una gran diferencia en cuanto al dinero, pero es el gesto adecuado para poner nuestra mente en alerta y en la senda de la austeridad. Y a veces, estos pequeños detalles son los que nos preparan y nos llevan a las decisiones más complicadas.
5. Aprovecha las rebajas.
Muchos comercios liquidan género en enero y lanzan buenas ofertas con rebajas de precios. Es algo que puedes aprovechar siendo una fantástica forma de ahorrar dinero pero ten cuidado. Todo lo que compres que no necesites supondrá un gasto innecesario, y eso es algo que agravará tus problemas financieros. Si no es para comprar cosas realmente útiles que necesites, las rebajas, en vez de tus aliadas, pueden convertirse en tus enemigas.
6. Comprueba los gastos navideños cuanto antes.
No esperes. No será agradable, pero cuanto antes sepas tu situación, mejor y más pronto podrás actuar para mejorarla. Este consejo es especialmente útil si no hiciste un presupuesto de gastos navideños. Anota tus gastos y si has incurrido en deudas, comprueba su cantidad y cómo afrontarlas.
7. Si tienes deudas, intente reunificarlas.
Si tienes, por ejemplo, varias tarjetas de crédito y has gastado con todas ellas, intenta unificar las deudas en aquella que te cobre menos intereses y te proporcione mejores condiciones de pago: por ejemplo, si te permite aplazar la deuda en varios meses para hacerla más llevadera sin que suponga una gran subida del interés. Si tienes varios préstamos y crees que puedes liquidarlos pidiendo un nuevo préstamo para ello, puede ser una operación de refinanciación muy interesante. Nuestro comparador de préstamos es ideal para que conozcas tus mejores ofertas.
8. Vende cosas que no necesites.
El inicio del año es una fecha tradicional de limpieza en el hogar. Si puedes deshacerte de algunos objetos vendiéndolos, aunque sea sacando poco dinero, de nuevo darás un paso adelante, aunque no sea tanto a nivel financiero como psicológico.
9. Mantén tu motivación alta.
Recuerda que no se trata solo de superar enero, sino de encaminar bien tu año, o lo que es lo mismo, tu vida. Las deudas nos cambian la vida a peor y liquidarlas nos la cambia a mejor. Tu nuevo año merece una vida mejor y más relajada. Piensa en ello cuando te resulte difícil planificar tu organización financiera. Merece la pena y el hábito te hará más cuidadoso y organizado.